-¿Qué pasa en Cuba? -Se cansaron de comer comunismo.
Las pantallas de nuestros dispositivos se han llenado en los últimos días de imágenes de protestas, algo ya común en Latinoamerica, no lo es tanto cuando se trata de demostraciones masivas en la Habana. Inflación, salud y represión son los temas que resaltan, la grave situación de Covid19 tiene contra las cuerdas al gobierno de Diaz Canel, Abdala no se distribuye, los precios de los insumos básicos están por los cielos, las remesas han disminuido y la libre expresión es duramente castigada, la promesa de la multiplicación de los panes y peces como predicó una vez Fidel, ha quedado por mucho obsoleta, la generación ha cambiado, las necesidades requieren medidas inmediatas, el comunismo no llena ya, la mente (ni el estómago) de los cubanos.
Si bien es cierto que la situación Covid19 ha sido devastadora en toda Latinoamérica, para mí, hoy en cuba no se trata de desfiles preparados y que por objetivo tienen ejercer presión por los bloqueos de parte de Estados Unidos, esta vez no. En un video un tanto extraño y con un tono un tanto “Maduriano” el presidente de Cuba Miguel Díaz Canel pidió a sus compañeros de ideología, a sus “hermanos” comunistas que salieran a las calles a controlar las protestas, me pareció interesante ver unos cuantos cabellos blancos entre los que se mostraban en contra de las protestas.
El culpable eres tú.
El gobierno cubano culpa al embargo impuesto por Washington hace seis décadas y endurecido con nuevas sanciones en la pasada administración de Donald Trump por la severa escasez de alimentos, artículos de aseo y medicinas, así como los habituales apagones y otros problemas que los manifestantes han denunciado en sus protestas en toda la isla. También se acusó a Estados Unidos de financiar una campaña mediática en redes sociales para promover un cambio de régimen en la isla a través de levantamientos ciudadanos.
Las manifestaciones ciudadanas lanzadas el domingo en Cuba han sido las más grandes en 60 años, siendo el único precedente el “maleconazo” de agosto de 1994, limitado a La Habana.
El inmediato.
No puedo concebir una solución, el pueblo cubano ya cómodo en su situación por tantos años y hoy explotando, necesita un giro drástico, que sin duda traerá mucha división, pero espero esa identidad revolucionaria tarde o temprano se manifieste en algo nuevo, fresco y único, y que no haga más que dar un ejemplo (y esperanza) a las naciones de toda Latinoamérica.