Semi mortal.
Tengo a Venus en casa
escuchando como las hojas caen,
árbol desnudo,
cuerpo de cristal.
Los niños duermen y aún así,
escuchan el temporal,
de los gritos,
del silencio,
cuando salen del ahogo mental.
Las cachetadas,
enterradas,
la luna besando el matorral
y arrancando la hierba,
aplacando la fuerza del metal.
Pájaros de vértigo.
Lucha ancestral.
Soy funcional a mis deseos
y a mis labios en posición horizontal.
El gato salta en el tejado.
La señora sigue horneando el pan
en el lecho de muerte de mis penas,
todavía vivas,
con éscaras de miel,
formas saliendo de la tierra,
que no nos atrevimos a excavar,
que son restos,
huesos,
rompe pellejos,
que detienen y torturan mis pensamientos,
que no se dejan encontrar,
ni besar.
Escucho los pasos hacia mis sueños.
Te he escuchado cantar sonetos con corcheas,
canciones de amor,
de dolor,
sudando en la vereda,
en cantares de ocasión,
solo por probar la entonación,
en mi bosque de lodo,
en temporada estival.
Asesinando mi cuerpo
y a mi alma muerta,
al no dejarla entrar.
Tú eres las voces
y la lluvia que cae en el manantial
cansado de lo mismo,
pero volviendo a lo vulgar,
ese que no entiende
lo que nunca se atrevió a probar.
Manchas en la ladera,
migajas infra-humanas,
mundo enfermo.
Vil lugar.
Aún te espero …
Semi mortal.