No queda más que reír: Aldous Huxley.
“La historia del mundo es la suma de aquello que hubiera sido evitable”
Bertrand Russell
“Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco”
Mark Twain
Escritor que pueda constatar sus visiones e imaginaciones distopicas, sin duda es el nacido en Godalming, Surrey, Inglaterra. Aldous Leonard Huxley. Novelista, ensayista, cuentista, poeta, cronista. Practicante del hinduismo. Esposo dos veces y padre de un hijo. Ejerció como crítico de los roles, convenciones, normas e ideales sociales. Se interesó, asimismo, por los temas espirituales, como la parasicología y el misticismo, acerca de las cuales escribió varios libros Se le considera uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno. Junto a George Orwell puede que sean de los más retomados debido a la espectacularidad con la que el mundo ha ido trastornándose sea por la pandemia, los medios tecnológicos, la cosificación de los individuos, la absorción de todo producto con fines económicos masivos, y la nula intimidad por la que cada sujeto reclama, pero también es cómplice de los abusos del mismo sistema digital.
Con la obra que lo catapulta a la historia literaria, la cual manufacturaría en cuatro meses A Bread New World de 1932, proyecta un horizonte desahuciado del porvenir. Exhibiendo una comunidad manipulada y operada por el condicionante psicológico por parte de un régimen de castas. Autolycus (su mote cuando fue redactor en semanarios) fue un innovador de su tiempo, un avant garden de lo siniestro. La reproducción científica como originario de la especie, junto con la acomodación de lo intelectivo, al igual que su existencia en lo laboral y con un sólo fin: ser felices. ¿No encuentran una analogía? ¿No les irradia el odio por ustedes mismos? Indudablemente que sí. Ya no importa ni la individualidad y el habitad: lo que ocupa es lo eficaz, la producción y la pertenencia de todos sin reservas.
Es cierto que al lado de su colega de Motihari, India no tendemos a la colectividad de discutir un Estado Mundial o de dialogar con más frecuencia sobre Mustafá Mond con el mismo saber o conocer que como nos dirigimos en el inconsciente con el Gran Hermano y su Ministerio de la verdad en 1984. Tan sólo para eso nos serviría la analogía, pero no significa que cualquiera de las dos obras, en este caso en especifico al hablar de la del maestro de la universidad de Duke, tenga mucho más relevancia y revelación sobre los últimos acontecimientos del mundo (al menos desde mí subjetividad). Puede que incluso sea Huxley más asertivo en sus diagnósticos. El punto-quiebre que gestiona el autor de La sonrisa de Gioconda es la conjetura de la humanidad aceptando su beneplácito como esclavitud. Son los barbitúricos los que alteran el estado de animo de la sujetividad, el circo de los medios de comunicación, la ociosidad de los aparatos tecnológicos, la permisibilidad del entusiasmo sicalíptico. Todo el conglomerado otorga una simulación de libertad.
La desavenencia fue suprimida por los aparatos de distracción y envilecimiento que ahora se descubren muy similares. Una novela que circunda con la crudeza de un porvenir que se vislumbraba solamente en la cabeza de Huxley: como tipo visionario. Puede verse como un apocalipsis sin juicio o al menos el dictamen final es la eterna permanencia en los placeres inútiles y los distractores fatuos.
Para Aldo Leonardo el proceso de alucinamiento al que enriquece su trabajo literario es tomado de forma meditativa y nunca en un sentido de holganza. Es un asunto de concentración que debe ser enfocado en formalidad incluso aplicado a lo académico.
Una personalidad repleta de contradicciones, excesos, desmesuras, y altibajos. Por otro lado, una constante en su persona era su aspecto indagador, su desarrollo hacia un alto entendimiento y una inclemencia intelectiva sobre lo que le apasionara. En este mes conmemoramos el fenecer de un hombre quimérico que aporto con su arte al que podamos retroalimentarnos sobre las causas, motivos y consecuencias en nuestro actual andar en la Tierra. Ha cincuenta y siete años de no estar entre nosotros su trabajo literario nos incita a desparpajarnos, a despabilarnos para notar que aquello que estuvo en su mente ahora habita en la de los demás. Con la diferencia que él lo advertía como un mundo posible. Nosotros en cambio -desgraciadamente-lo estamos volviendo realidad.