Impacto de la reflexión en la práctica docente.
Una manera de convertir nuestras debilidades en el aula en fortalezas es reflexionando sobre nuestra práctica diariamente, como nos enseña (Schön,1992).
En mis tiempos de estudiante era sumamente frustrante ver como pasaba meses viendo teoría musical y nada de agarrar un instrumento. Algo que mi maestro nunca notó. Por ello coincido totalmente sobre la importancia de la reflexión en la práctica docente. Reflexionar es indispensable para poder llevar a cabo una docencia exitosa. Al principio, mis estudiantes se aburrían porque yo seguía el mismo patrón con el que aprendí: mucha teoría y solo un poco de práctica. Luego de mis reflexiones y observar a mis alumnos, logré cambiar mi metodología de enseñanza y ha sido de mucho éxito, ya que, ellos mismos se sorprenden al ver la rapidez con la que aprenden a tocar una flauta, un piano y antes tenían que durar demasiado tiempo aprendiendo y memorizando un sin número de gráficos y teoría, solfeos, etc. Además, algo muy importante de mi reflexión fue utilizar la creatividad de los estudiantes para la creación de piezas musicales de su autoría. Esta reflexión me llevó a realizar una evaluación de mi práctica para lograr enfatizar en la fuerza de los estudiantes, en lugar de las debilidades usando nuevas técnicas de evaluación como lo enseñan (López & Hinojosa, 2000).
Esto lo concebí como una manera de emplear estrategias organizativas y cognitivas como lo indica (Naranjo, 2002), para, de esta manera fomentar el espíritu crítico y creativo en mis estudiantes.
La reflexión y la flexibilidad.
Así también, aunque tenga el plan de estudios idóneo, este debe estar en constante revisión y reflexión y, para ello, debo tener como docente cierta flexibilidad, es decir, no ser tan rígida con lo que llevo para enseñar, sino, permitir que los estudiantes sean parte y que aporten en la manifestación de las clases, siempre y cuando no se haga una desviación total sobre el tema que se esté llevando a cabo. Sería bueno permitir que los estudiantes hablen de temas actuales, tomando en cuenta el contexto. Además, permitir la libre expresión, la crítica, incluso hacia nuestra metodología de trabajo. Muchas veces queremos fomentar el espíritu crítico, analítico, pero cuando nuestros estudiantes nos critican y analizan nuestra manera de enseñar y señalan no estar de acuerdo con algo nos incomodamos, demostrado que somos pura teoría y nada de práctica. Queremos estudiantes críticos, pero que no nos critiquen, analíticos, pero que no vean ni opinen sobre nuestras debilidades como docentes. Lo que indica que debemos reflexionar sobre nuestras cátedras y ver si realmente estamos formando sujetos pensantes, críticos y analíticos.