Paso importante para Palestina, no gigante, pero un paso.
La semana pasada, la Corte Penal Internacional (CPI) dictaminó que extenderá su jurisdicción a los territorios palestinos ocupados por Israel, incluida la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
La decisión allana el camino para responsabilizar a Tel Aviv por sus actividades en los territorios ocupados y permite al gobierno palestino solicitar audiencias sobre los crímenes de guerra israelíes.
En otras palabras, después de este fallo, se puede iniciar una investigación formal sobre las acciones de Israel en los territorios ocupados. Según las decisiones de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los territorios antes mencionados pertenecen al pueblo palestino y han estado bajo la ocupación de Israel desde 1967. La CPI comenzó a investigar las atrocidades israelíes en los territorios ocupados después de que Palestina se uniera al tribunal en 2015.
Las autoridades palestinas pidieron a la CPI que investigue las acciones que Israel tomó al atacar la Franja de Gaza en 2014, durante las cuales murieron cientos de personas.
El fiscal jefe de la CPI, Fatou Bensouda, ha estado investigando ambos lados del conflicto después de que el gobierno palestino remitiera un caso a la CPI sobre el continuo asentamiento de Israel en Cisjordania, el asesinato de palestinos en la frontera entre Gaza e Israel durante las protestas y los pobres. tratamiento de los prisioneros palestinos en Israel.
En 2019, Bensouda explicó que había una base razonable para proceder con una investigación y estaba convencida de que se habían cometido crímenes de guerra en tierras palestinas.
Las reacciones a la decisión de la CPI se pueden clasificar en tres categorías. El primero acogió con agrado la noticia, ya que significa protección adicional para los derechos humanos básicos, previene crímenes de lesa humanidad y, lo que es más importante, responsabiliza al estado israelí de sus atrocidades contra el pueblo palestino.
Entre otros estados, Turquía dio la bienvenida al fallo de la CPI, ya que Ankara cree que allanará el camino para una investigación de crímenes de guerra contra Tel Aviv por sus acciones en los territorios ocupados. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía señaló que la decisión de la CPI fue un “paso significativo” para responsabilizar a Israel por los crímenes que cometió contra el pueblo palestino en sus propios territorios. Según Ankara, el apoyo internacional a la decisión de la CPI puede disuadir el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza por parte de Israel contra los palestinos.
El segundo tipo de reacción acogió con agrado la decisión, pero afirma que ambos lados del conflicto son responsables de los abusos en Palestina e Israel.
El conocido Human Rights Watch (HRW) es uno de los actores que culpa a ambas partes. HRW ha acogido con satisfacción la decisión del tribunal y ha declarado que abrirá un camino largamente esperado hacia la justicia para las víctimas de crímenes internacionales. HRW y algunas otras instituciones internacionales han estado siguiendo una política de disculpa por estos temas. No pueden culpar a Israel a menos que culpen también al otro lado.
El rechazo de Estados Unidos e Israel a la jurisdicción de la CPI refleja el tercer tipo de reacción. Evidentemente, se esperaba que el gobierno israelí no aprobara la decisión del tribunal. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, criticó la decisión de la CPI, alegando que es una institución política, no judicial y, por lo tanto, no reconocida por Israel.
Sin embargo, para todos está claro que ni el estado israelí ni la toma de Netanyahu sobre las decisiones de ninguna plataforma internacional deben ser consideradas, ya que Tel Aviv ha violado repetidamente las decisiones de las instituciones de la ONU.
Washington rechazó enérgicamente la decisión.
El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una declaración el 5 de febrero en la que afirmaba que Estados Unidos tiene “serias preocupaciones sobre los intentos de la CPI de ejercer su jurisdicción sobre el personal israelí”. Continúa diciendo que Estados Unidos “siempre ha asumido la posición de que la jurisdicción del tribunal debe reservarse para los países que lo consienten o que son remitidos por el Consejo de Seguridad de la ONU”.
Por supuesto, Washington continúa rechazando la jurisdicción de la corte sobre Estados Unidos, pero no sobre otros países no signatarios.
Por ejemplo, el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, presentó una orden ejecutiva que autoriza sanciones contra el personal de la CPI que investiga a las tropas estadounidenses y a los funcionarios de inteligencia por posibles crímenes de guerra en Afganistán y otros lugares.
Según la decisión, a los investigadores de la CPI se les bloquearon sus activos y se les impidió a ellos y a sus familiares ingresar a los Estados Unidos. La CPI condenó la decisión de Trump, calificándola de “un intento inaceptable de interferir con el estado de derecho y los procedimientos judiciales de la corte”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha declarado repetidamente que traerá a Estados Unidos de regreso a las plataformas internacionales, pero cuando se trata de reconocer la jurisdicción de la CPI, está en la misma página que Trump.
Es decir, la administración Biden ha demostrado que rechazará cualquier decisión contra Estados Unidos o Israel. En otras palabras, el caso de jurisdicción de la CPI demuestra que Washington seguirá comportándose de manera arbitraria y tomará medidas unilaterales en la política internacional.
Personalmente veo esta situación como un avance, a los ojos de entidades internacionales la imagen de Palestina está muy dañada y estos pequeños avances ilusionan, dan esperanza.