El Triunfo de la voluntad. Un polémico documento histórico.
El ascenso de Hitler
Con la firma del Tratado de Versalles culminó la Primer Guerra Mundial y Alemania sufrió una serie de consecuencias negativas para su desarrollo. No podía crear material militar y se le impedía conformar un ejército superior a los 100.000 hombres y 4.000 oficiales. Tampoco se le brindaba la posibilidad de poseer artillería pesada, aviación o submarinos. Se disolvía el Estado Mayor del Ejército y se eliminaba el servicio militar obligatorio. En cuanto a las clausulas económicas del tratado: debía ceder todos los barcos mercantes de más de 1.400 toneladas para compensar las pérdidas de los aliados durante el conflicto bélico. Además, tuvo que entregar 371.000 cabezas de ganado y la mitad de la producción química y farmacéutica por 5 años; también, se expropiaron propiedades alemanas en todos los territorios, inclusive llegaron a perder sus colonias. Debieron pagar 132.000 millones de marcos oro y entregar 44.000.000 de toneladas de carbón por año. Estas medidas motivaron el creciente odio de la sociedad alemana hacia el resto de Europa y en parte explican el posterior ascenso de Hitler al poder. Es en 1919 que el líder nazi se une al Partido Obrero Alemán, que en 1920 pasará a llamarse Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y se caracterizará por una fuerte oposición a las ideas marxistas, al Tratado de Versalles y a la República de Weimar, considerados causantes de la ruina de Alemania. El nazismo se caracterizó por la defensa del nacionalismo, el pangermanismo y el fomento del antisemitismo. La República de Weimar había nacido del movimiento obrero-popular en lucha contra los intereses de terratenientes, industriales, grandes empresas y bancos; en defensa de la democracia y por los derechos laborales y sociales. Pudo funcionar pese a las constantes presiones y ataques de los intereses que se le oponían. El fin de la República de Weimar y la aparición del nazismo, están estrechamente ligados al triunfo de los poderes-económico-políticos de corporaciones, bancos, empresas e industrias que apoyaron el ascenso de Hitler.
Entre 1923 y 1929, el gobierno de Stresemann logró controlar la situación económica del país acordando con la industria, la banca alemana y Wall Street. Los Estados Unidos supervisaban una tiránica política económica destinada a cumplir con el plan Dawes: inversores internacionales y norteamericanos prestaban dinero a la república alemana para que pagara las reparaciones de guerra. La estabilidad económica alemana solo era aparente, dado que dependía estrechamente de la prosperidad económica de New York. La crisis de 1929 en Estados Unidos trajo problemas financieros a la República de Weimar y esto incide en la victoria nazi en las elecciones al Reichstag (parlamento alemán) en 1930. Logran obtener seis millones de votos que corresponden a 107 escaños, frente a los setecientos mil votos que habían logrado en 1928. El aumento de popularidad es significativo. En esa época, el Partido Nacional socialista ya contaba con el apoyo y financiación de buena parte de la industria y la banca alemanas. En las elecciones de 1930 no logra configurarse la mayoría parlamentaria que facilite la gobernabilidad, por lo cual, según una interpretación poco clara del artículo 48 de la Constitución de Weimar, se otorga al Presidente Hindenburg total libertad para nombrar al canciller, aún sin el apoyo parlamentario correspondiente. Fue electo el conservador Heinrich Brüning, en 1932 es sustituido por Franz von Papen, quien en aplicación del artículo 48 convoca a elecciones en las que los nazis terminan obteniendo la mayoría parlamentaria. Luego de realizadas, y en aplicación del polémico artículo 48, llega a la Cancillería Schleicher y trata de mantener medidas que le resten apoyo social a Hitler -no privatización de empresas públicas- aunque las mismas perjudicaban a la burguesía que lo apoyaba -industriales, banqueros, etcétera. Von Papen se reúne con el Presidente Hindenburg y lo convence de que nombre a Hitler como primer ministro (se considera aquí el origen del Tercer Reich). El nuevo nombramiento se produce en 1933. Era una época de caos social a la cual los nazis no eran ajenos. Precisamente, estos disturbios generan razones para el recorte de libertades y derechos. Es incendiado el parlamento en un episodio que nunca fue totalmente clarificado, aunque se sospecha que los propios nazis lo provocaron. Se aprueba un nuevo decreto de emergencia llamado: “Para la protección del pueblo y del Estado”. Se vive una situación de emergencia que justifica el aumento del los poderes del Canciller Hitler. Los industriales y banqueros se reúnen con el Fuhrer y se crea una caja electoral que recibe de ellos cuatro millones de marcos. Con las garantías individuales suspendidas y los partidos políticos perseguidos; con detenciones y asesinatos en medio del caos sociopolítico, se realizan elecciones y los nazis obtienen la mayoría de los escaños. Se dedican a perseguir a sus adversarios en cargos de gobierno y los obligan a dimitir.
Finalmente, el 23 de marzo de 1933 se aprueba la Ley Habilitante, que establece que el Poder Legislativo pasaba del Reichstag al gobierno del Reich, se ampliaban los poderes absolutos del Gobierno para modificar la Constitución, se trasladaba el derecho de promulgar las leyes del presidente al canciller, etcétera. Así es como llega al poder Hitler, no mediante una fórmula democrática, sino de un golpe de Estado apoyado por la derecha y financiado por la oligarquía empresarial. El Führer poseía una gran capacidad oratoria lo que le permitió convertirse en jefe de propaganda del partido; diseña el símbolo de la esvástica como distintivo. Además, había creado un grupo de asalto llamado Destacamento Tormenta, a fin de controlar a las personas en los mitines del movimiento político.
La propaganda nazi.
Desde los inicios del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán en 1920 la propaganda exhibía un papel fundamental en su estructura. El documental El triunfo de la voluntad es un claro ejemplo. Hitler pretendía un control absoluto sobre la publicidad y había dispuesto que los editores de los periódicos de habla alemana fueran nacionales de ese país y que para la publicación de diarios extranjeros previamente se solicitara un permiso al Estado. Este comportamiento refleja el control totalitario sobre los medios de masas. Joseph Goebbels fue el encargado de la propaganda nazi e inclusive de la confección de la mayoría de los discursos de Hitler, además de portavoz oficial del partido. Se manejaba con once principios propagandísticos: principio de simplificación y del enemigo único, principio del método de contagio, principio de la transposición, principio de la exageración y desfiguración, principio de la vulgarización, principio de orquestación, principio de renovación, principio de verosimilitud, principio de la silenciación, principio de la transfusión y principio de la unanimidad. Por supuesto que su función era tratar de implantar la ideología nazi en las masas, y este documental es un ejemplo de tales fines apelando a dichos medios. La técnica aplicada por los nazis incluía imágenes contundentes y mensajes claros y sencillos, que llegaban a todos los estratos de la población -fundamentalmente a la clase obrera-, no solamente a los más educados y por tanto capaces de comprenderlos. Hitler estudió y analizó el gran papel que desarrollaron los símbolos y la oratoria en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), por eso fueron importantes en su política. Se cuidaron mucho los contenidos de los discursos, e inclusive, el lugar en el que se llevaban a cabo, además de los carteles y la estética del partido nazi en general. En Mein Kampf (Mi lucha) Hitler sostiene: “Lo que nosotros, los nacionalsocialistas, necesitábamos y necesitaremos siempre, no son cien o doscientos conspiradores desalmados, sino cientos de miles de fanáticos adeptos, que luchen por nuestra ideología.” Por otra parte, el realizador de películas de propaganda nazi, Karl Ritter, declaraba: “Mis películas tratan de la irrelevancia del individuo…todo lo que es personal debe ser sacrificado a nuestra causa.” Estas expresiones marcan con claridad la postura del régimen y son congruentes con lo que expone el filme de Riefensthal.
Los once principios de Goebbels
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
¿Qué es el cine documental?
El término documental deriva del hecho de probar la existencia de algo mediante documentos de forma verosímil y objetiva. Si bien, este tipo de filmaciones atañen al origen del cine, – hermanos Lumiére- la denominación actual –documental-, comenzó a ser usada en 1926 por el documentalista inglés John Grierson. Una de las primeras características del cinematógrafo fue el registro de la realidad, con su consecuente condición de existencia por el hecho de ser filmada. En tal caso, lo que obtenemos es un documento fidedigno y probatorio de que hay una realidad exterior existente como tal, algo equiparable a una verdad ineludible que ha sido registrada. Esta premisa supone la presencia del género documental y, por tanto, lo que se filma bajo esa condición debe ser “real”. El acto de elegir y seleccionar un sector del mundo con carácter exploratorio o investigativo, histórico y científico, para después filmarlo, promovió la evolución del documental tal como hoy se nos presenta. La tarea del documentalista es argumentar, probar y demostrar acerca del objetivo que se propone exhibir.
Características del cine documental.
El cine documental presenta las siguientes características: -Pretende documentar la realidad. -Describe e interpreta el mundo haciendo un recorte, es decir, tomando un fragmento representativo de la realidad. -Su desarrollo deberá contar con juegos sintácticos y estrategias retóricas para que lo mostrado tenga una presencia tangible. -Debe representar de tal forma que lo que exhibe sea creíble, en términos de realidad, y no algo representado ficcionalmente o inventado. -Elabora una realidad a partir, no sólo de fragmentos, sino también de su carga ideológica. Lo exhibido implica una perspectiva, un punto de vista.
El documental de Leni Riefensthal.
Hitler había tomado recientemente el poder bajo un período de gran inestabilidad política; era el cuarto canciller electo en cuatro años y le pidió a Riefensthal que realizara el filme. Ella era una popular actriz alemana que había dirigido su primera película -La luz azul- en 1932. En ese entonces escuchó por primera vez a Hitler en un mitin y quedó impresionada. Más tarde, comenzó a mantener correspondencia con él. Hitler le pidió, en 1933, que dirigiera un filme sobre el mitin nazi que se realizaba anualmente en Nüremberg, a lo cual ella accedió a pesar de no contar con demasiada experiencia. El filme tuvo varios problemas técnicos, incluyendo la falta de preparación (Riefenstahl manifestó haber tenido sólo unos días para los preparativos). Por otra parte, Joseph Goebbels -Jefe de la propaganda nazi- se oponía y pretendía que el documental fuera lanzado por el Ministerio de Propaganda. Finalmente, el filme se rodó en 1935; dirigido por Leni Riefensthal y producido conjuntamente con Adolf Hitler; del guión se encargaron la propia Leni y Walter Rutman.
El triunfo de la voluntad como cine documental.
En el inicio, los documentales fueron en gran medida patrocinados por figuras políticas de relevancia en función del afianzamiento de sus intereses frente a la población: zares, reyes, emperadores, etcétera. Fue a partir de la década del 30 donde el género se volvió un fuerte medio de propaganda con fines políticos adoctrinadores y promotores de militancia. El triunfo de la voluntad es justamente eso; fue realizado por encargo de Adolf Hitler, lo cual de antemano presupone la introducción de una perspectiva a priori. Sabemos que va a ser una apología del nazismo y su conductor porque, como bien se establece en el film, Hitler es el partido y mucho más. Otra opción era el documental promotor de conciencia de determinadas realidades sociales de explotación del ser humano (Grierson), pero no es este el caso que nos convoca, aquí la intención es otra: la manipulación política de las masas, en función de la promoción de la figura de un líder. El documental intenta jugar un papel adoctrinador. En aquel momento, el Ministro de Propaganda Goebbels controlaba todos los medios de comunicación, había prohibido el cine independiente y los cineclubes. Retirada la ficción del mercado, el documental avanzó a favor de la difusión del nazismo. El filme tenía como objetivo anunciar al mundo la gran capacidad de adhesión popular al nazismo, con la consiguiente demostración del creciente ascenso de Alemania como nación, a pesar de haber sido fuertemente oprimida por sanciones en tiempo de post guerra -Tratado de Versalles-. Era una exhibición de poderío. Se pretende demostrar la “espontaneidad” de algo previamente organizado. Todo lo que sucede responde a una previa organización de masas y discursos antes de ser filmados. En cierto sentido, diríamos que la realidad no es registrada como tal, a diferencia de las pretensiones de otros cineastas como Vertov y su “cámara ojo”, que, de todos modos, igualmente termina siendo un propagandista del régimen soviético, aunque de otra forma. Filmar implica algún tipo de tendenciosidad. No existe la asepsia ideológica: el material es seleccionado, organizado y montado de una determinada manera en oposición a otras alternativas posibles. Esto ya, de por sí, vuelve ideológico el intento de plasmar la “realidad” en la cinta. Pero, volviendo a la película que nos ocupa, el objetivo previo está claro. De antemano se lleva a cabo toda una preparación, que si bien no se ve, puede intuirse fácilmente. Todo es muy ordenado y disciplinado y, en ese sentido, la realidad tiene algo de ficción; se organiza todo un evento para la cámara -desfiles, etcétera. Los grupos son manejados desde liderazgos organizativos que los hacen desfilar en base a un orden preestablecido. De antemano, se sabe cómo serán filmados para generar un efecto premeditado. Cuando los “hechos” se preparan, siguen siendo hechos, pero un poco más allá de ellos mismos guardan algo de ficción: el comportamiento necesario para que la cámara establezca un mensaje específico. Podemos establecer la diferencia con un documental antropológico social, donde la “realidad” expuesta persigue el fin de promover la reflexión; precisamente, si hay reflexión, esta corre por cuenta del espectador. Desde un posicionamiento de este tipo se puede reflexionar sobre cualquier cosa; a lo que nos referimos es a la confección del documental de acuerdo a un objetivo, más allá de lo que pueda pensarse acerca de él. Hay un intento de manipulación de las masas a partir de la implantación de una doctrina de culto absoluto a una personalidad y su partido. En este sentido, es interesante tener presente los once principios de Goebbels acerca de la propaganda y como se ven reflejados en el filme.
Lo que aporta el sonido.
En una producción de esta naturaleza el sonido pasa a ser determinante. Se apuesta al desencadenamiento de estados emocionales acordes a las imágenes que se presentan. La música es permanente y por momentos parece que estuviésemos escuchando un concierto, debido al enganche entre unas piezas y otras. Son en general marchas de porte militar que trasmiten ideas de orden, sacrificio y esfuerzo heroico; permiten entrever la sensación de victoria sustentada sobre esos cimientos: es “el triunfo de la voluntad”. En el comienzo se nos muestra el águila y la esvástica; símbolos del partido nazi. Luego, tenemos unos acordes que indican drama, peligro, y la leyenda: “20 años después del inicio de la guerra mundial…” La música marca un suceso trágico, distante en el tiempo. Luego otra leyenda: “16 años después del sufrimiento de Alemania” y acordes que dan la idea de una continuidad de sucesos dejando un espacio para la continuación con el cese del sonido; suponemos que algo más sucederá. Y, finalmente: “19 meses después del comienzo del renacer alemán”, con unos acordes que dan la sensación de algo que comienza a serenarse, a normalizarse. Llega el desenlace de la pequeña introducción, con la presentación del tema de la película: “Adolf Hitler vuela de nuevo a Nüremberg para pasar revista a sus fieles seguidores.” Tenemos el final de la música; aporta un tono más normalizador y tranquilizador aún. En síntesis, la idea general es que luego de un episodio difícil de la historia de Alemania, que presagiaba la caída, la nación se sobrepone y pasa a ser liderada por Hitler. La música genera el clima emocional y administra sus cambios. Sugiere significado adicional al texto, da la clave para interpretarlo. Inclusive, luego de ser visto en el presente y desde otro lugar socio-histórico-cultural, podemos entender lo que se pretende comunicar debido a la familiaridad que nos sugiere la música. La reconocemos como tal porque forma parte de la cultura de Europa Occidental como algo más universal a pesar de la distancia en tiempo y espacio. No vivimos la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias, pero, aún así, podemos comprender en términos musicales asociados a la lengua escrita. La vinculación de dos lenguajes, de sus formas expresivas conocidas y familiares, nos da la clave para atribuir significado a elementos que aportan al relato de una situación que no vivimos.
La ideología política a través del cine como medio masivo de comunicación.
La película comienza con la imagen de la estatuilla de un águila posada sobre un círculo con la esvástica. Luego la cámara, en un leve paneo hacia abajo, muestra el título del documental acompañado por el audio de una marcha victoriosa: El triunfo de la voluntad. Comenzamos con una asociación entre los símbolos nazis: águila y esvástica con el título. Se pretende la identificación; el partido nazi simboliza el triunfo de la voluntad. Se desprenderá del discurso final de Hitler; hace mención a que empezaron siendo pocos y fueron creciendo masivamente por mérito de la propia superioridad. Es el triunfo de los más aptos dentro de la raza aria; los actuales dirigentes nazis con Hitler a la cabeza. Es importante plantear esta significativa conexión entre el principio y el final de la película. Al terminar, el discurso del Führer dilucida la razón de su liderazgo y la escala jerárquica del partido; son los elegidos por derecho propio, los hechos lo demostraron y nadie puede discutirlo. Pero, volviendo a la imagen inicial, es interesante dilucidar el significado de los símbolos; la película está plagada de ellos en interacción constante con imágenes y discursos políticos. Desde el extremo oriente hasta el norte de Europa, el águila ha sido el símbolo asociado a los dioses del poder y la guerra. Además, se caracteriza por su rapidez y vuelo intrépido. Es el ave que se elva más alto, expresa la idea de majestad divina. Significa también el poder de volar y fulminar, de elevarse para dominar y destruir lo inferior. En las monedas romanas aparece como el emblema de las legiones y del poder del Imperio. En muchos emblemas, símbolos y alegorías tenemos el águila llevando una víctima; es la idea del sacrificio y sometimiento inevitable de lo inferior a lo superior. La actividad del águila en la naturaleza también da cuenta de lo mismo, con sus sobrevuelos e intempestivos raptos de animales inferiores en sus posibilidades de defensa. El triunfo de lo superior es inevitable y es determinado por la naturaleza. La Reischsadler o águila imperial deriva del águila utilizada como símbolo por los emperadores romanos. Fue símbolo durante varios períodos de la historia de los alemanes, desde el Sacro Imperio Germánico, pasando por la Confederación, el Imperio Alemán, hasta llegar a la Alemania Nazi. En la República de Weimar era usada como insignia nacional y finalmente su uso es retomado por Alemania Federal a partir de 1960. Cómo dijimos anteriormente, en la primera imagen de la película el águila está sostenida sobre la esvástica enmarcada por un círculo. Es un símbolo que aparece en casi todas las culturas primitivas y antiguas del mundo. En la Edad Media se lo interpretaba como vinculada al movimiento y la fuerza solar. En 1920 comenzó a ser utilizada por los nazis, aunque ya había sido usada por los partidos nacionalistas que poseían ideas místico-esotéricas. Hitler decidió utilizarlo como símbolo de la raza aria, así lo menciona en su libro Mein Kampf (Mi lucha). Desde las tradiciones védicas de la India, la esvástica fue símbolo de la supremacía blanca. Los nazis afirmaban que la estampa en su bandera representaba la ascendencia de la cultura del pueblo alemán debido a la superioridad de la raza aria. Pero lo interesante del caso es el poder asociar estos símbolos del inicio con la avioneta surcando el cielo a la altura de las nubes. Es el vuelo del águila, de la figura de Hitler en su tránsito hacia el contacto con las masas. Proviene desde otro lugar -el cielo-, un lugar que le corresponde por superioridad natural. Además, es el espacio hegemónico obtenido por derecho propio. Los planos en el aire son múltiples y duran algunos minutos dando muestras de algo que se desenvuelve sin problemas porque transita su propio hábitat. El espectador participa de la experiencia; parece que fuera dentro de la avioneta, el efecto busca impregnarlo de ese concepto de grandiosidad que es experimentado al sobrevolar la tierra y codearse con la presencia de las nubes; es mucha altura, y lo que está por debajo, por ser inferior, es de mucho menor tamaño. Luego, viene el sobrevuelo de la ciudad, identificamos Nüremberg con sus viejas edificaciones y la avioneta que se traslada acompañada de una música que trasmite serenidad y descanso. El aterrizaje se alterna con planos de la multitud ovacionando al líder. La música ahora genera una atmósfera victoriosa, estamos frente a un gran acontecimiento que cuenta con amplia aceptación popular. Es el reconocimiento del ídolo que viene del cielo. El filme es una pieza de propaganda nazi que en su momento generó preocupación en el resto de Europa. Funcionaba como constatación del poder de convocatoria de Hitler, quien en su discurso alude a la creación del imperio alemán. No menciona la violencia pero si la superioridad propia de la raza aria. Es una sucesión y alternancia de recorridos en auto, con desfiles y pueblo en las calles saludando, además de discursos políticos, sobre todo del Führer. Lo que vemos es la promoción de un gran culto a la personalidad; Hitler es Alemania y Alemania es Hitler dice su lugarteniente Rudolf Hess. En ese: “cuando ud. actúa, la nación actúa; cuando ud. juzga, el pueblo juzga.” Se pretende una suerte de simbiosis entre la nación y Hitler. Una trasmisión incuestionable de acciones, pensamientos y valores desde el líder a la masa; su superioridad máxima dentro de la raza aria lo autoriza por el bien de todos y de Alemania: “cualquiera que se considere portador de la mejor sangre y a sabiendas lo aprovecha para lograr el liderazgo, nunca lo abandonará.” Todo el film es una suerte de adoctrinamiento de diferentes sectores de la población que se exhibe como ejemplo en cuanto a la forma correcta de comportarse socialmente. Esto se ve plasmado en los discursos, donde es fundamental el sonido, ya que refuerza el contenido emocional de los mensajes; no podría haber sido así, en caso de que la película hubiese contado con intertítulos, que además de interrumpir la acción no habrían permitido tomar contacto con la vehemencia de las exposiciones. Es importante contar con tono y volumen de voz, conjuntamente con posturas y movimientos corporales. Se habría perdido todo lo paraverbal en cuanto potenciación del discurso de manera sinérgica. Los discursos son más emocionales que racionales, no hay grandes desarrollos ni explicaciones, es el permanente reforzamiento de las mismas ideas que, en su mayoría, remiten a cumplir con el mandato del Führer. Circulan las ideas de progreso a partir del trabajo duro, orden y disciplina: multitudinarios desfiles en honor a Hitler, con múltiples angulaciones de cámara y planos en picado para mostrar las formaciones de obreros y militares marchando. Cuesta diferenciar, todas las organizaciones, sean civiles o militares, están militarizadas en cuanto a lo disciplinar. Los obreros desfilan con palas al hombro como si fuesen fusiles, los jóvenes se desplazan en filas ordenadas, etcétera. En términos generales, el documental se torna aburrido por la permanente reiteración de las mismas ideas. A pesar de todo, cabe reconocer la riqueza del tratamiento a través de la cámara y el montaje. Desde lo técnico, la filmación ofrece gran variedad de planos, la cámara se mete entre la gente, hay primeros planos de niños y personas que escuchan con atención o con rostros alegres e ilusionados, planos en profundidad de campo para mostrar la multitud en una sala, etcéctera. El problema es que todo es siempre en función de lo mismo: una gran campaña propagandística que gira reiterativamente en torno al adoctrinamiento en ciertas ideas y valores. Toda la película es: marcha, disciplina, obediencia, lealtad y poder del líder. Se crea una atmósfera heroica de defensa de valores, no hay alusiones a la violencia pero sí al orden, la disciplina y la obediencia; se busca que la gente funcione como un rebaño de ovejas, sin iniciativa propia, dejando su voluntad en manos del Führer. Ese es el verdadero triunfo de la voluntad, toda posibilidad de conciencia y reflexión cedida al “caudillo”; los cerebros se entregan a una persona que los programa y los dirige porque así debe ser; el orden natural lo indica. Hitler es un líder que, extrañamente y de manera no explícita, juega un papel espiritual; desde allí también da una pauta, hay dos aspectos que lo demuestran: el “ser el poderoso” que baja del cielo en un avión y el ritual con las banderas de las SA. Estos aspectos son legitimantes de su valor y poder como conductor de masas, como guía. El cielo simboliza lo espiritual y él proviene de allí como una especie de deidad omnisciente. Por otra parte, hay una escena en donde toca con un estandarte cada bandera de los integrantes de las SA; las valida y les transfiere algo que, si bien no está dicho, vendría a ser como el poder por el contacto con el objeto perteneciente al líder. Otro aspecto cuasi religioso: en su discurso final mira varias veces hacia el cielo. Además, es la figura capaz de interpretar y satisfacer la necesidad popular:” el pueblo alemán es feliz sabiendo que una visión constantemente variable ha sido reemplazada por una posición fija.” Las personas ahora tienen puntos de referencia en su vida, tienen claro lo que tienen que hacer, saben cómo vivir. Hitler y su doctrina son los garantes de la seguridad popular.