El miedo de Obrador.
Las encuestas son parte de las elecciones, pueden servir para indicar la tendencia del voto de la ciudadanía, un parámetro para los candidatos si van bien o mal, una forma de manipular al electorado o sencillamente no significa nada porque la urna definirá al ganador de la contienda y su resultado podría ser totalmente diferente a lo indicado por las casas encuestadoras, el predecir un futuro incierto se sustenta en algoritmos o fórmulas estadísticas, sin embargo, siempre tendrá un sustento, un pequeño universo que representará a todo el cien por ciento.
Pueden existir tendencias electorales dictaminadas desde un histórico, las constantes pueden encontrarse definidas, pero las variables son factores inciertos que pueden cambiar el resultado de una ecuación, las campañas en la mayoría de las ocasiones existen imprevistos los cuales pueden cambiar una inclinación, y aquí es donde entra las estrategias, estás, en algunas ocasiones logran desequilibrar la balanza, sirviendo las encuestas como una herramienta, pero no lo es todo, a veces el método más básico es el ideal.
Las actuales elecciones podrían ser una de las más atípicas en la historia de nuestro país, no lo fue en el 2018, donde factores muy marcados definieron el resultado, y por mucha variante al planteamiento darían los mismos resultados, es ahí donde se consideran más en una gráfica la tendencia al cero entre la constante y la variable, aunque en cuestiones sociales, las matemáticas no son tan predecibles pero sirven para un parámetro; en aquel entonces, la población se encontraba con ganas de un cambio, el desgaste del modelo económico y político definían una culminación y aunque no habían mejores propuestas, las personas querían apostar con algo diferente, no porque simpatizarán con el hoy presidente, realmente los 30 millones de votos no fue porque lo querían, la mitad de esa cifra o una buena parte de ese sufragio, fue golondrino y eso con cualquier cosa así como en cualquier momento se podía ir.
Es por eso que las elecciones actuales, el gobierno se enfrenta ante un cambio de veleta, ese sufragio peregrino está a punto de tener otro rumbo, tal vez influyó la tragedia de la Línea 12, pero ya se tenía una tendencia a la baja, lenta posiblemente pero lo había, algunos especialistas lo denominarían como algo normal, porque eso se ha visto con muchos mandatarios, no sólo en México sino en otros países, pero si hacemos un punto de comparación, he de retomar al sistema de los Estados Unidos, donde sus presidentes tienen la oportunidad de reelegirse después de sus 4 años de administración, y en muchos casos lo logran, eso, indica el gran trabajo político para evitar ese declive de la curva preferencial entre el electorado, entonces sí se puede evitar el desgaste de la figura presidencial a mediano plazo.
Pero en México actualmente factores influyeron en acelerar esa caída vertiginosamente, lo del metro, fue claro la develación de falsas expectativas de un político, dejándolo al descubierto y es por eso su miedo, porque deberá esforzarse al doble para revertir su caída libre en su popularidad, ya no decir de su credibilidad; pero, la tendencia ha comenzado su caudal y será difícil pararlo, con ello todo vislumbra un cambio de las posiciones en la Cámara de Diputados y en muchas gubernaturas, perdiendo fuerza Morena con cada día transcurrido; en campañas anteriores muchos actores políticos ganaron con solo colgarse de la imagen de su mesías tropical, ahora, ya no es suficiente, y eso le pega a Obrador, razón por el cual recurre a estrategias sucias así como extremas para intentar recuperar algo de lo perdido.
Pero con todo y sus intromisiones para intentar frenar a sus antagónicos utilizando las instituciones como terrorismo de Estado no podrá evitar lo indudable, la gente saldrá a votar con o sin cortinas de humo llevando muy en claro su preferencia sin necesidad de tener una oposición débil o fuerte, eso indica un pésimo trabajo político del actual presidente, lo peor es porque sucede en menos de 3 años, Obrador durante más de 12 años fue sumando simpatizantes para llegar al poder, y en menos que eso lo perdió, Acción Nacional solo pudo mantenerse dos sexenios, mientras el PRI solo uno después de la transición de la vida democrática de nuestro país, ahora tiende a repetirlo también Morena, y de ocurrir eso, el análisis de la historia en el 2025 será: “tantos tiempo le costó llegar para perderlo en menos de la mitad del sexenio”.