13 civiles, 3 soldados y 48 PKK; el resultado de un capítulo más en conflicto kurdo-turco.
Autoridades de Ankara declararon el domingo que 13 civiles turcos fueron encontrados ejecutados en una cueva en el norte de Irak, mientras que 48 militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) murieron en una operación lanzada contra el grupo el 10 de febrero.
El ministro de Defensa, Hulusi Akar, también dijo que tres soldados turcos murieron y otros tres resultaron heridos durante la pelea con el PKK, calificado como una “organización terrorista” por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.
Akar dijo que 12 de los turcos secuestrados habían recibido disparos en la cabeza y uno en el hombro.
Los rehenes habían estado retenidos durante cuatro años en las montañas del norte de Irak. Akar dijo que sus captores del PKK les dispararon cuando las tropas turcas estaban a punto de realizar una operación de rescate. “Según la información inicial proporcionada por dos terroristas capturados vivos, nuestros ciudadanos fueron martirizados al inicio de la operación por el terrorista responsable de la cueva”, dijo Akar en el centro de control de la operación cerca de la frontera con Irak.
Akar agregó que la operación militar se lanzó contra el PKK en la región de Gara, en el norte de Irak, a principios de esta semana para asegurar las fronteras turcas y encontrar ciudadanos que habían sido secuestrados anteriormente. La identidad de los encontrados muertos en la cueva aún no se ha anunciado.
Un comunicado en un sitio web del PKK dijo que algunos prisioneros que tenía detenidos, incluido personal de inteligencia, policía y militar turcos, habían muerto durante los enfrentamientos en el área. El grupo negó haber lastimado a prisioneros.
Mientras tanto, el portavoz presidencial turco Ibrahim Kalin acusó a otros países de no hablar en contra de los militantes: “El mundo está en silencio. Este silencio es un vergonzoso acto de complicidad. Pero no nos quedaremos callados”, escribió en Twitter.
Se cree que la insurgencia del PKK y las operaciones turcas contra el grupo han provocado al menos 40.000 muertes desde que comenzó el conflicto en 1984.
Los ataques aéreos en la región kurda de Irak han matado a decenas de civiles en los últimos años, además de causar daños a las tierras agrícolas y la infraestructura.
Una declaración de noviembre de la ONG Christian Peacemaker Team que lleva a cabo investigaciones terrestres sobre los efectos de los ataques aéreos turcos en el Kurdistán iraquí dijo que unos 97 civiles habían muerto y otros 103 habían resultado heridos a causa de los bombardeos desde agosto de 2015.
Además, más de 126 aldeas han sido completamente evacuadas en la región, mientras que más de 500 están bajo la amenaza de ser despobladas.