Gasolinas, negociazo de López Obrador.
“No son Gasolinazos”, así es como abre su explicación el presidente López Obrador, cuando compañeros de los medios de comunicación le cuestionan por los nuevos precios de los combustibles en este 2022, en vista a la molestias ciudadanas al ver que de nueva cuenta, deberán de pagar más, y con ello ven encarecido el poder adquisitivo, porque dicho aumento impactará en diversos productos de consumo incluyendo la canasta básica, la cual ha tenido muchas modificaciones en los últimos meses.
El presidente, insiste en no ser gasolinazos y aparte agrega con orgullo que no los ha realizado en sus tres años de gobierno, pero si nos vamos a la realidad, sólo es semántica, porque el aumento existe, y eso se ve reflejado cuando vamos a cargar el tanque de nuestros automóviles, viendo como el precio ha incrementado en 2 o hasta 3 pesos por cada litro y ¿si esto no es aumento, entonces qué es?.
López Obrador alega, de ser un ajuste al IEPS, pero no es aumento a las gasolinas según él, sabemos bien que siempre ante cuestionamientos inclusive con pruebas en mano, argumenta en su defensa “tener otros datos”, y si al pasar del tiempo se percata de su error o mentira, es la fecha el cual nunca se ha retractado de nada, pero para entender bien, debemos conocer qué es ese famosa nivelación a combustibles, y para eso, deberemos de hablar sobre cuestiones fiscales.
El IEPS, es un impuesto, establecido en el año de 1980, gravando a productos de consumo tales como: las bebidas refresqueras, alcohólicas, cigarros y gasolinas, y este es pagado como una obligación como lo establece el artículo primero de la Ley de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios a los consumidores, lo curioso de lo mencionado que dicha tributación nace para castigar el consumo de ciertos servicios y mercancías las cuales causan un perjuicio social o de salud, siendo la lógica según el Estado: “al elevar sus precios la gente reducirá su consumo”, pero, ¿y la gasolina, cuál es la razón de encontrarse en dicho paquete?, o sea a lo largo del tiempo, ¿deberemos de evitar consumirla?, algo ilógico ¿no?.
Ahora bien, las gasolinas como lo observamos anteriormente, no debería de encontrarse dentro de la Ley del IEPS, porque al final es un producto básico para los mexicanos, debido a ser un consumo para transportarse, no para auto dañarse tal como se establecería con el consumo de las bebidas azucaradas, alcohólicas o el cigarro, en donde el Estado muestra cierta preocupación por la salud de sus soberanos, sin embargo, al encontrarse mal aplicado, ha sido cobrado por las diferentes administraciones, panistas, priístas y ahora morenistas, por décadas. Algunos atribuían el bajar los combustibles a través de una reforma energética y otros con la creación de más refinerías, pero la verdad sobre su solución no es ninguna de las dos, porque esta se encuentra en la reforma a la Ley fiscal.
Pero ¿por qué, López Obrador no lo ha reformado si según él, busca el beneficio del pueblo?, porque es claro, al quitar las gasolinas del IEPS, dejaría de percibir un ingreso millonario diariamente a las arcas del SAT, sin importarle si es ilógico o no de su existencia dentro del esquema de daño a la salud tal como se encuentra otros productos los cuales sí lo hacen; sabemos bien que, en cada aumento en el precio de los combustibles, impacta de manera directa a todos los productos, ya sean básicos o no, y con ello afectando a los bolsillos de todos los mexicanos, tengan automóvil o no, y aparte, no suficiente con ello, debemos sumarle el 16 por ciento del IVA.
Si hacemos un ejercicio para conocer cuánto es el pago por litro de gasolina, nos encontramos lo mencionado, el 16 por ciento del IVA, el IEPS el cual vendría siendo de 8 a 10 pesos, más el verdadero costo del combustible, agregando el costo de transportación y al final la mísera ganancia para el distribuidor, a esto, vemos quién realmente es el “ganón” de cada litro consumido, si el costo de la Premium es de 24 pesos, su solo Impuesto al Valor agregado es de 3.4, y si le restamos los 10 pesos de la tributación especial (IEPS), nos quedaría un total de 10.6 pesos, siendo el verdadero precio del producto en mención, donde observamos que el gobierno se queda con más de la mitad.
La verdadera reforma debería de ser a la Ley fiscal, para quitar las gasolinas del IEPS, por ser ilógico tenerlo ahí, por eso es que sale más barato recargar combustible del lado norteamericano porque, ellos no le ven la cara a sus ciudadanos atracándolos con un impuesto sin razón de ser, y todavía mintiéndoles con una supuesta reforma energética para desviar la atención de la verdadera solución, por ende, ¿ustedes determinarán si es o no un gasolinazo?.